sábado, 27 de diciembre de 2008

T´arche Uarakua...











...Esta vez hablaré de algo que, particularmente, adoro ver y que considero representa mucho no sólo de Michoacán, sino de México en general... La Danza o Baile de Los Viejitos (T´arche Uarakua).

El pueblo p´urepecha o purépecha emigraron del sur del continente americano y se establecieron en lo que ahora es territorio michoacano y donde aún sobreviven cerca de la región de Pátzcuaro dedicando sus vidas a la agricultura y ganadería. También son conocidos como Tarascos, que en realidad fue un nombre dado por los españoles, pues fue la primera palabra que entendieron y que quería decir "cuñado". En general fue un pueblo dedicado a labrar el cobre y su fama se debió a sus fieros guerreros que lograron mantener su reino fuera del dominio mexica.

Ya por aquellos tiempos se realizaban rituales al dios Huehuetéotl, el Dios Viejo y en un inicio sólo eran llevados a cabo por cuatro integrantes llamados P´etamutis o chamanes y el origen de este baile era puramente religioso y ritual. Recuerdo que cuando leí la información acerca de esta tradición, decía que el número 4 era representativo de infinidad de cosas tales como; los cuatro elementos (tierra, aire, agua y fuego); los colores de maíz (rojo, azul, blanco y amarillo), los rumbos (norte, sur, este y oeste); los colores primarios, etc., en realidad fue algo que me llamó mucho la atención y no podía dejar de mencionarlo.

Muy bien, regresando al sentido ritual... esta danza era realizada cada solsticio y equinoccio y era en honor a Tata Huriata (el sol). Se dice que uno de los cuatro chamanes llevaba mascara de joven y representaba a la estación entrante o naciente.

Cuando los gachupines entraron en tierras michoacanas quedó prohibida (como todas las tradiciones paganas por supuesto) y se ejecutaba a escondidas. Al paso del tiempo y con el desgaste de la tradición, era cada vez más difícil encontrar los cuatro chamanes juntos para realizar el rito y los conocimientos se pasaron a los más jóvenes para guardar y prevalecer el ritual.

Aquí es donde nuevamente la danza sufrió un cambio pues dentro de los integrantes del baile, uno era chaman y representaba a Tata Huriata, uno más vestido de mujer llamado Maringuilla o Marigua y representaba a Nana Cuerari (la tierra) y ocho viejitos mas representando al resto de los planetas.

Existe una variedad más de esta tradición; en la región de Uruapan, allá en la sierra donde los pinos crecen maravillosamente y los días de lluvia terminan en una envolvente neblina que hasta se antoja un chocolatito caliente con pan de Zinapécuaro... ejem, perdón... ha perdido un poco el sentido prehispánico, pues al ser disfrazada en un sentido cristiano también se creó la siguiente leyenda: Al nacer Cristo, los viejos del lugar no tenían nada que ofrecerle como regalo así que juntaron todas las riquezas y alegrías de su larga vida en una danza que lo hizo sonreír. Una de las mujeres que estaba presente al ver la sonrisa del Niño Dios se unió al baile dándole el lugar a la ya mencionada Maringuilla, que actualmente, en algunas partes de este bonito estado, acompaña a los viejitos vestida con el traje típico de la mujer michoacana.

Los danzantes en nuestros días portan camisas y calzones de manta, estos últimos bordados finamente en la parte baja, máscaras de pasta de caña o madera con facciones de viejitos bondadosos y sonrientes, sombrero con listones colgantes de colores, gabanes, huaraches y bastón. La característica principal, y la más entretenida, es que al danzar los pobres viejecitos achacosos y encorvados, se transforman en vigorosos bailarines que dan toda su energía en cada zapatazo, no dejándose caer y apoyándose mutuamente para levantar a los pobres con espalada lastimada.

Ojalá este baile siga ejecutándose, pero sobre todo, que nosotros como espectadores no olvidemos que nuestras raíces son la fuente de nuestro futuro. Cuando veamos por primera vez o volvamos a ver esta linda danza, la apreciemos desde otra perspectiva. Yo puedo decirles que me impresionó mucho de lo que leí para informarme y hacerles llegar este pedacito de historia. Así que para la próxima dejémonos llevar por las hazañas de los señores viejitos y llenémonos con la energía de sus violines.

Saludos!

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